La difícil situación que hemos tenido que afrontar inesperadamente debido a la pandemia tanto adultos como niños, niñas y adolescentes, nos ha generado a todos sensaciones, pensamientos y estados de ánimo de todo tipo, en su mayoría negativos. Gran parte de la población, y muy especialmente los colectivos más vulnerables, han sentido y seguimos sintiendo miedo y angustia. Nos hemos debido enfrentar a distintos duelos y momentos de abatimiento, y seguimos sobrellevando la incertidumbre ante un futuro más desconocido que nunca.

Los adultos nos hemos visto obligados a reaccionar ante esta inesperada hecatombe frente a nosotros mismos, a la vez que nos hacíamos cargo de nuestros pequeños y nuestros mayores. Del mismo modo, hemos debido escuchar, dar respuesta y sostener a las personas cercanas, aunque en muchas ocasiones desde la lejanía. Lo hemos hecho como hemos podido desde nuestro lugar de madres, padres, hijos y docentes.

Pero ¿y los más pequeños? ¿Qué opciones tienen de procesar lo ocurrido, cuando excede sus posibilidades psíquicas? ¿Cómo les ayudamos a afrontar sus angustias y temores? Los niños, las niñas y los adolescentes tienen incluso menos herramientas para gestionar todo lo que está pasando. Cuanto más pequeños son, menor es su capacidad de explicarse lo que están viviendo, entre otras cosas porque han pasado por menos experiencias que puedan asemejarse en algo a la situación en que ahora estamos. Sin embargo, su capacidad perceptiva es muy grande. A veces, a sus propias inquietudes se les suman las nuestras, y en muchos casos no hemos sido capaces de explicarles nada, porque tampoco nosotros lo entendíamos.

La Escuela, su espacio físico y relacional de referencia, cerró sus puertas de un día para otro, colándose en las casas en un formato que se iba improvisando cada día. Algunos docentes, si bien no todos, reaccionamos inicialmente proponiendo un gran despliegue de actividad acompañado de una enorme exigencia: planteamos todo tipo de tareas que después serían evaluadas y nos sumergimos en un ritmo que mantenía al alumnado ocupado gran parte del tiempo del que disponían. A lo largo del confinamiento, a partir de nuestra observación y la de las familias, esta situación fue cambiando y fuimos tratando de adaptar ese ritmo a lo que la realidad requería.

Ahora quizá sea el momento de empezar a preguntarnos: ¿cómo ha vivido la infancia y adolescencia esta mezcla de situaciones? Si nosotros albergamos sentimientos difíciles de sobrellevar, ¿qué están sintiendo ellos? ¿Qué necesitarán ahora de nosotros? ¿Cómo se imaginarán su lugar en la escuela? ¿Qué parte del vínculo sentirán como dañado, postergado o cambiado? Probablemente este sea el momento de buscar las formas en que afloren los sentimientos vividos, de escucharlos, de ayudarles a poner palabras a lo desconocido. De, en conjunto, ayudarnos a comprender y a volver a sentir la Escuela no como una posible amenaza, sino como un lugar de todos donde seguir conviviendo, aprendiendo y creciendo.

Queremos recoger una reflexión final, unas ideas que inviten a pensar cómo acoger a los niños y niñas y sus familias y dar una respuesta desde la escuela al malestar que están viviendo. Estas ideas surgieron de la situación derivada de la pandemia, pero pensamos que se pueden extender a otras situaciones en las que los niños y niñas necesitan ser acogidos y contenidos emocionalmente. En las escuelas de Infantil y Primaria los niños y niñas toman contacto con la realidad externa: además de los maestros y los compañeros del colegio están las familias que, con sus costumbres, culturas, uso del lenguaje, hábitos cotidianos, normas, alimentación… pueden ofrecerles otras formas de hacer, con matices diferentes, y una representación del entorno social y cultural en el que viven.

IDEAS PARA INCLUIR EN LOS PLANES DE ACOGIDA

ALUMNOS

  • Comenzar resaltando la importancia de que, en situaciones parecidas, ante un cierre como el que se vivió el curso de la pandemia, se gestione una despedida CON el profesorado, de la forma en que sea. Es importante que el alumno sienta que el profesor no ha desaparecido, sino que puede despedirse de él.
  • En el reencuentro es importante propiciar un espacio de escucha en el que cada niño/a pueda contar su experiencia. No dar por hechas cosas ni sobre generalizar. Cada uno ha tenido una experiencia diferente y debe dársele tiempo individual para que la cuente. No se trata tanto de preguntar como de escuchar y acompañar. Planificar con los niños tareas que trabajen el sentimiento de pertenencia a ese grupo.
  • En el caso de los más pequeños, en Escuelas Infantiles, reflexionar sobre las diferentes situaciones, y sobre si se han podido respetar y actuar adecuadamente ante ellas. Si se han podido acompañar unos y otros escenarios familiares: niños más maduros, otros más confusos (familias que no valoran el orden y que se espera mejoren con las rutinas de la escuela), otros con ansiedad y desconcentrados (ambiente familiar temeroso y ansioso) y niños que reaparecen tristes (familias vulnerables o cuyos padres se deprimieron por diversas razones en esta época).
  • Elaborar un Diario de experiencias y vivencias de los niños.
  • Reflexionar sobre la importancia de esperar a la hora de introducir los nuevos aprendizajes cuando se ha producido un espacio de confinamiento o desescolarización, respetando la fase de reincorporación al centro:
  • Explicar desde el principio cómo se va a desempeñar el tiempo escolar.
  • Necesidad del encuentro CON el otro….
  • Poner en el lugar que corresponde los AFECTOS y lo SOCIAL en el ámbito educativo en relación a lo curricular. Relaciones respetuosas en un proceso gradual en el que se priorice el acogimiento de los alumnos; saber de ellos, de su bienestar o malestar, e ir incluyendo poco a poco tareas curriculares a través de diferentes formatos.
  • En Infantil hablar de ello a través de la metodología característica de esta etapa (cuentos, uso de marionetas…) dedicando un tiempo suficiente para hablar de las vivencias emocionales.
  • La importancia de hablar y manifestarse a través de otras formas de expresión, como el movimiento corporal, la música o las artes plásticas.
  • Describir señales, indicadores de secuelas en el niño por lo vivido: prevenir, detectar, intervenir, derivar. Para ello es imprescindible HABLAR con los alumnos y con sus familias.
  • Espacio también para hablar con los padres de cómo ayudar a los niños.

FAMILIAS

  • Favorecer un espacio en que los docentes estén disponibles para escucharles, en una escucha amplia, comprensiva y sin juzgar, mutua y bidireccional. Transmitirles la necesidad que el colegio tiene de las familias para construir juntos y sentirse parte de lo mismo, haciendo comunidad.
  • Reflexionar con ellos sobre cómo se está integrando la familia dentro de las escuelas. Cómo es la comunicación y cómo se está lidiando con sus angustias.
  • Los padres y madres no son maestros ni maestras, por lo que es importante:
  • Disminuir su nivel de exigencia.
  • Aprovechar lo cotidiano para encontrar momentos de aprendizaje y de relación.
  • Acompañar a los niños en la enseñanza online, sin “hacer por ellos”; sin embargo el riesgo del niño ante la pantalla y las tecnologías disminuye si el adulto le acompaña. Hacerles ver la importancia de evitar la soledad del niño ante la pantalla.
  • Crear espacios para los padres, en los que puedan estar sin los niños, para una mejor reflexión y comunicación.
  • Informarles y hacerles reflexionar acerca de las consecuencias esperables durante la pandemia o cualquier otra situación sobrevenida en sus hijos (y en todos nosotros): falta de concentración, ansiedad, irritabilidad, etc.

DOCENTES/MAESTROS

  • Es importante crear espacios de escucha a los docentes, sin aleccionar y sin juzgar. Ir a su encuentro con una oferta sin invadir, y siendo respetuosos. Favorecer un asesoramiento colaborativo, desde la humildad, no como expertos
  • Los maestros merecen ser escuchados, para que ellos también se escuchen a sí mismos (no puedo dar sentido a lo que veo, si no me veo). Se necesitan espacios de escucha mutua, amplia y comprensiva que no se quede en qué tengo que hacer, sino en cómo lo voy a hacer. Que cada uno se pueda sentir seguro con su bagaje y pueda apoyar serenamente a las familias, con una mirada tierna a los niños.
  • Importancia de la entrada de profesionales sanitarios en la escuela para aliviar miedos y angustias, explicando medidas preventivas y de higiene, así como posibles actuaciones en caso de situaciones de riesgo.
  • Ayudar a disminuir las ansiedades de los docentes frente al currículo, primando la acogida y escucha a los niños. Necesidad de pararse a pensar; frente a la “enseñanza bulímica”, el “aprendizaje lento”.
  • Brindar herramientas para tranquilizar a los niños, creando un clima seguro frente a las inseguridades del aprendizaje, y dando tiempo para que se adapten a las nuevas situaciones.
  • COMUNIDAD EDUCATIVA: potenciar el encuentro con otros maestros, donde poder hablar, reflexionar…Crear redes entre escuelas y entre profesionales para aprender en esta investigación en acción.
  • Reconocer la incertidumbre, los miedos, y el hecho de que “nadie está preparados para esta situación…”. Se trata de poder inventar estrategias entre todos, y de buscar la forma de sentirse seguros para transmitir tranquilidad. Ver entre todos qué es abordable y qué no, valorando serenamente el escenario común.

ASPECTOS CURRICULARES

  • Lo virtual como “otra estrategia”, no el futuro.
  • Incluir /priorizar las competencias y los aspectos socioafectivos del currículo.
  • Necesidad de repensar los contenidos curriculares:
  • Qué consideramos relevante y básico respecto a competencias, ámbitos…
  • Contenidos: ¿Qué es de verdad lo relevante? (pensamiento crítico, creatividad, trabajar en equipo, hablar en público, pensar por sí mismo…). Qué tareas pueden hacer solos, sin sus padres….
  • Primar el aprendizaje competencial, por proyectos. Aprender para la vida.
  • La metodología de enseñanza-aprendizaje por encima de lo conceptual o lo basado estrictamente en contenidos. Revalorizar el aprendizaje colaborativo a partir de la experiencia vivida y las metodologías facilitadoras (Aprendizaje cooperativo, ABP, aprendizaje servicio, etc.) y aprendizajes basado en la adquisición de las competencias clave:

a) Comunicación lingüística.

b) Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología.

c) Competencia digital.

d) Aprender a aprender.

e) Competencias sociales y cívicas.

f) Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor.

  • Importancia de los aprendizajes diversos y fomento de la autonomía y la creatividad.
  • Llevar a reflexionar sobre cómo lo emocional afecta el proceso de aprendizaje en los niños/as, partiendo de las dificultades para la concentración en situaciones adversas que se han puesto tan de manifiesto en la pandemia.
  • La evaluación de los aprendizajes como ayuda, no como calificación. Incluir la autoevaluación del alumnado y la coevaluación conjunta de los mismos con los equipos docentes.
  • Aprendizaje a través del error. Valorar los errores como algo que nos hace aprender, no como un fracaso.
  • Inclusión de aspectos LGTBIQ+ en los currículos de Ciencias Naturales y Ciencias Sociales.

Comisión de Educación del Forum Infancias Madrid

Julio 2022